Algunas de las cosas que pueden dificultarte tener el sexo que quieres tener son:
Relaciones de poder
Los juegos de poder pueden formar parte de las relaciones sexuales, dando lugar a que uno de los dos (o los dos en diferentes momentos) dominen y/o sean dominados como parte del placer erótico. En ocasiones, cuando esto ocurre y se establece una dinámica de poder sobre uno de los dos, a éste le puede resultar difícil proponer o negociar el nivel de seguridad que quiere tener para el cuidado de su salud. Esto es más probable cuando esta relación de poder forma parte de la relación de pareja.
Estas diferencias de poder se pueden establecer por diferencias de edad, de poder adquisitivo, de género…También, si eres trabajador sexual, en tu relación con el cliente. Puedes plantearte si el sexo que tienes y el nivel de protección frente al VIH/ITS se corresponde con el que te gustaría tener. Si no es así, puedes valorar qué cosas te lo dificultan, y si tiene que ver con tu pareja sexual, o con la relación que estableces con él.
Percepción del riesgo
A veces puede ocurrir que con el calentón podamos tener la percepción de que no va a pasar nada, y buscamos “evidencias” de que la otra persona no tiene ninguna infección de transmisión sexual (como el VIH): el aspecto físico, la edad, la profesión, el nivel educativo… “Evidencias” que por sí mismas no pueden indicar nada sobre el estado serológico de la persona o sobre si tiene o no otra ITS.
O puede ocurrir que con el calentón decidamos empezar algo que habíamos decidido no hacer. Esto es más probable si hemos consumido alcohol o algún tipo de droga.
Sexo como paso para algo más
En ocasiones, si nos gusta la otra persona y queremos llevar la relación más allá, el sexo se puede convertir en una forma más de intentar impresionar al otro. Si pensamos que podemos perder el interés del otro por hacer o por no hacer algo en la cama, estamos en una situación que nos hace vulnerables a tener prácticas que no teníamos previstas o que no deseamos hacer. Esto va a dificultar nuestra capacidad de negociar el sexo que queremos y nuestra capacidad de disfrutar con esa persona.
Sentirte en desventaja
El hecho de sentirte en desventaja (por el atractivo físico, por la edad,…) o determinadas emociones (como la soledad o la tristeza) también pueden dificultar el sentirte libre o con la capacidad de poner límites al sexo que no quieras tener o de proponer lo que te guste.
Puedes valorar qué cosas te pueden llevar a tener más riesgo del que quieres tener en tus relaciones sexuales y buscar estrategias para que no ocurra (por ejemplo, tener preservativos a mano, controlar tu consumo de alcohol o drogas,…)